Conduciendo hacia casa en el camino entre Carbondale y DeSoto tuve una conexión amorosa con el espíritu. Todo empezó porque estaba recibiendo un servicio un favor de una persona que he llamado amigo, pero que representa para mí la insensatez de la derecha política, del cristianismo en el ejercicio colonizador del poder, poca empatía hacia las masas pero con un gran y dadivoso corazón. Al verlo y compartir un caluroso saludo fue supremamente fácil quitarle el atuendo de opositor y limpiar mi corazón de cualquier rencor, lo vestí de humano por su sonrisa y lo amé.
Fue en ese momento cuando reflexionando en ello que el espíritu me habló del amor como acción política.
Es el amor, no hablo del romanticismo de pareja, es el amor que viene como acto humano de humildad. Hemos crecido aplicando a la política números, datos, ciencia pero nos faltó el amor.
Libros de ciencia, estrategias sociales sin amor son y serás letras vacías, errores de cálculo, tiempo perdido. Sin amor como práctica colectiva, sin amor en el discurso público seguiremos condenados a la muerte, el hambre y la destrucción.
La falta de amor mata porque enferma. El individuo como ser vacío de amor y saciado de rencor, odio, y soledad es una persona enferma.
El amor es profundamente sanador, limpia el cuerpo de enfermedades, y da fuerza al espíritu.
Comentarios
Publicar un comentario