Un Colibrí llegó del cielo

Y llegaste a mis manos, con sus plumas verdes y azules brillantes y su pico puntiagudo. Cuántos nervios sentí! Había un colibrí entre mis manos. Siempre te admiré desde la distancia, apreciando tu vuelo seguro pero rápido, tu danza eterna, tu poder transformador, la buena suerte que me das. Tu sutil presencia, fuerte esencia.

Me elegiste para descansar, anidaste por segundos eternos en mis manos. Sabía que no te tendría para siempre que sería camino, momento de tránsito. Y sanaste con la energía de la madre. Y en la quietud del suspiro recobraste tú fuerza. Aunque podías, en gratitud no te fuiste muy lejos, nos visitaste al día siguiente y al siguiente entre las ramas de los árboles del patio trasero de la vieja casona en Nariño.

Por, TatianaCas

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