También fui planta. Tengo la sabiduría de la paciencia y contemplación.
También fui la hoja de una caña de azucar en tierras sureñas. En mi memoria evolutiva guardo la paciencia, la capacidad de contemplar la vida misma y sus transformaciones, en mi información genética está la capacidad de vivir el momento presente, de presenciar, de contemplar desde la raíz, el nacimiento de una nueva hoja, su crecimiento lento, su merecido florecer. Cuando fui una hoja de una de azucar en tierras sureñas, mi existencia no tenia proyectos temporales, ni ansiedad por el futuro, ni depresión por el pasado. Si fui la hoja de una planta, guardo en mi ser la experiencia y el aprendizaje de vivir día a día, de vivir el momento presente y hacerlo suficiente, de sentir la existencia y abrazarla profundamente en el ahora.
En esta vida soy humana, pero mi raíz, mi esencia natural y animal saben de paciencia. ¿Qué busco afuera de mí? ¿Porqué espero la calma de estimulos externos? Si la respiración viene de adentro, si la sabiduría está en mis células.
Sólo necesito contemplar hacia adentro, escuchar mis latidos, seguir las instrucciones de la sabiduría que guardo adentro. Meditar. Confiar. Fluir. Solo necesito recordar cuando fui la hoja de una caña de azucar en tierras sureñas.
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