Del asombro al respeto

Qué fácil admirar la diversidad como un objeto de museo, pero que difícil reconocer a las comunidades étnicas como ciudadanías. 

Qué fácil coleccionar fotos de viajes a territorios profundos, coloridos, ritualizados, llenos de arte manual, de tejido. Suena exótico degustar gastronomía pre-coloniales, sonreir ante las infancias que visten de tradición.

Pero que reto se hace para muchas personas compartir el diálogo político con las comunidades. Al final del viaje, se evidencia que la admiración a la diversidad puede ser una silenciosa trampa que no siempre garantiza el reconocimiento de la ciudadanía, de una ciudadanía política con voz y voto en lo público, con derecho a la toma de decisiones que también afecten tu ida y vuelta, tu acceso al alimento, tu transporte público. 

Y entonces sale a la luz la falsedad, el clasismo, el racismo, la incapacidad de sentarse y escucharles, y mucho más la incapacidad de elegirles en democracia. 

Cuánto nos falta por aprender? Conciencia cultural no es sólo ubicar los territorios que tienen población étnica en el mapa, es sobretodo estar de acuerdo con que se sienten en los capitolios de poder, en las sillas del gobierno colectivo y dejar que influencien tu vida, que reformen o afecten el espacio público, que escriban leyes, que decidan sobre tus impuestos, que sus voces se escuchen en los micrófonos del congreso, que se equivoquen, que aprendan, que sean expertos y expertas.

Conocer sobre los liderazgos étnicos y de derechos humanos, de defensa de los territorios y de protección del medio ambiente no pueden ser tema de unos pocos interesados en un curso electivo de algunas profesiones universitarias. Es menester se incluya en el curriculum de jóvenes e infancias que asisten a colegios públicos y privados, especialmente en los privados, y particularmente en las ciudades capitales donde se ha concentrado el desarrrollo urbano. En estos lugaares donde aún se averguenza de la raza, se arropa con recelo la cultura colonizadora, aún se hostenta el blanqueamiento de la piel como privilegio. 

Pasar del asombro al respeto es también cambiar el lenguaje y vigilar la reacción, la intensión del corazón cuando se ve el arte étnico, cuando se visita poblaciones raizales e indígenas. Cambiar la expresión de asombro por una actitud de escucha. Pregunta y aprender. Leer sus autores, elegirles y reelegirles. Son también ciudadanos y ciudadanas del mismo territorio que pisamos y defendemos en redes sociales, en el transporte público, en las urnas. 

Por, Tatiana Castillo

Comentarios